Política unplugged -por Jennifer Barreto-Leyva-

Política unplugged -por Jennifer Barreto-Leyva-

 

La política y los políticos en Puerto Rico se encuentran unplugged, es decir, desconectados totalmente de la realidad. Se quedaron congelados en el tiempo. 

Al oírlos y verlos en la actualidad, me hace regresar a mis 10 años, cuando leía prensa mientras escuchaba las entrevistas que le hacían en medios a muchos de los mismos rostros que se siguen viendo hoy en la isla. Un dejavú inevitable y muy peligroso. 

 Mientras un grueso de la población se burla en medio de su ignorancia de la muy escaza afluencia que estuvo en la marcha del primero de mayo, yo me llevo las manos a la cabeza, viendo todas las conexiones que ese grupúsculo de personas, tienen con plataformas, ONG's, movimientos y partidos de izquierda de toda Latinoamérica y del discurso que manejan. 

 Se les subestima demasiado... 

 Veo como más de la mitad de la lista de objetivos de la Agenda 2030 se ha cumplido a cabalidad en Puerto Rico, mientras el ala progresista ha concretado todo con gran facilidad. Se les permite estar en actividades públicas, tienen amplia cobertura del mainstream media, y hemos llegado al punto que ya los justicieros sociales, embajadores del wokeismo, son citados, llamados y tratados con bombos y platillos como si fueran de verdad académicos y expertos certificados, en los temas de los que se versa su “activismo”. 

 Mientras un lado silenciado, nada estructurado, aún temeroso y permanentemente reaccionario sigue intentando mantenerse de pie a la par que su contrincante político se pasea orondo y a sus anchas por donde le provoque. Tenga el permiso o no, es lo de menos, eventualmente y con violencia, les harán saber de ingratas maneras quien manda, es decir, ellos. 

 El circo político pre-electoral de siempre, hace rato comenzó y no ha hecho otra cosa que ser un triste y lamentable espectáculo. Más degradante y penoso que en períodos electorales anteriores, debo destacar. 

 La política se presenta mohosa, con un discurso desactualizado y desconectado absolutamente de los grandes problemas que enfrenta el puertorriqueño promedio en este momento. 

 Vociferan sobre debates que solo ellos ven, a los que asisten por obligación los de su propio partido. 

 Están a espaldas del dolor ciudadano, de nuestras realidades y ni por accidente toquemos el tema del globalismo, de la agenda 2030 porque aquí, si estuviéramos hablando de temas escolares, todos quedaban colgando y con méritos para repetir no el año, sino la escolaridad completa, para que usted me entienda mejor. 

 Se mantienen hablando de ganadores en debates, de cuantas sillas y puestos aspiran a conquistar, a la par que reactivan la pesadilla populista de cada elección, visitando gente de la tercera edad y a cada sector donde les guardan cierta simpatía, pero hablar del ciudadano y al ciudadano, presentar propuestas de gobernabilidad realistas, ni por accidente. Visitas estas que solo realizan cada cuatrienio. Todo mal, muy mal. 

 Mientras la izquierda tiene toda una estructura, poderosa y perfectamente engranada donde los jóvenes han sido uno de los asideros principales puesto que entienden a la perfección el poder de este grupo de electores, del otro lado vemos que creen que llegarles a los jóvenes se logra con actividades donde tienen reggaetón en altos decibeles y nada más.  

 Quiere uno ser decente en sus expresiones y análisis, pero de verdad, no es fácil... 

 Me trae un poco de tranquilidad al alma, cuando veo plataformas y políticos -contados a dedo- más educados, con un perfil más alto, comprendiendo el enorme compromiso que tienen en sus manos, con un territorio absolutamente sumergido en la corrupción. 

 Veo un Puerto Rico más maduro políticamente hablando, menos perdido, menos en la nada, y para nuestra situación es una ganancia inmensa, aunque muchos quizá aún no lo vean. 

 Esos que hoy se ríen y subestiman las gestas y actividades de los independentistas e izquierda radical, espero sepan mantener la sonrisa, cuando les explote en el rostro los resultados del trabajo paulatino, incesante, homogéneo y coordinado, de esos que dicen amar a nuestra tierra, pero están solamente procurando su total quiebre socio-político.  

 Cuando empiecen a vivir en carne propia las bondades del socialismo, del comunismo, el chistecito quizá deje de causar tanta gracia. 

 Puerto Rico ¡Despierta! No hay más tiempo que perder. 

¡Hasta la próxima!