Mantengo y más mantengo
Mantengo y más mantengo por Jennifer Barreto-Leyva-
Esta semana quizá mis letras perturben e inquieten a algunos, pero me siento en el deber de escribirlas, porque para la tierra de uno, siempre se quiere lo mejor y aquello del “tough love”, a veces hay que aplicarlo.
De tiempos inmemorables, nuestros políticos y líderes, nos acostumbraron con pasmosa facilidad al mantengo, que todo se soluciona con dinero del estado, es decir, subsidios y ayudas creadas con mis impuestos y los suyos, echando mano a esta opción de forma constante y abusiva, sin miramiento alguno, y el monstruo que crearon finalmente -del que jamás se harán responsables- hoy por hoy, está llevando a nuestra isla a un punto sin retorno.
Para agravar la situación, estamos en el momento quizá de mayor corrupción y problemas sociales que jamás habíamos experimentado. Un punto de podredumbre moral e institucional sin precedentes en Puerto Rico, cosa que no ayuda en nada a poder educar y encaminar a la gente sobre el tema del que converso esta semana.
Siempre nos han hablado de fondos públicos y federales, de ayudas, de mantengos, pero, ¿Cuándo nos han hablado de productividad? ¿Cuándo se ha incentivado y fortalecido a la empresa privada? ¿Cuándo nos han hablado de independencia económica? ¿Cuándo se han preocupado por educar sobre economía a la ciudadanía puertorriqueña?
Aquí espero sentada las respuestas a mis preguntas...
Mi abuelo era aiboniteño y trabajó nuestro campo por muchos años. Fue quien me enseñara el amor por nuestra naturaleza y sus bondades, siempre me decía que teníamos mucho que dar como nación, que no conocíamos verdaderamente nuestro potencial, que nuestros mejores atributos además de nuestro don de gente, era nuestra tierra y que desafortunadamente el veía pasar los años y el nulo interés de los que se autoproclaman líderes para lo que les conviene, en educar e invitar a sacarle provecho a nuestra isla. Y esto tristemente no ha cambiado.
Como territorio tenemos muchísimo que dar, como ser independientes y tener una economía sólida, donde cada puertorriqueño tenga autonomía económica y finanzas saludables. Sin embargo, nos mal acostumbraron que a la mínima crisis o problema ahí estaban las ayudas, al punto que, en la actualidad, uno habla con mucha gente y tienen la genuina creencia de que el estado tiene que darles dinero, y resolverles sus problemas.
Muchos entendidos del tema aseguran que al menos el 80% de la población en Puerto Rico vive de alguna forma de fondos federales. Entonces me pregunto ¿A nadie le preocupa esto? ¿De verdad nadie ha entendido la extrema gravedad del punto en el que estamos?
La mala costumbre de echar mano de los fondos públicos y federales, es como ese joven rebelde y conflictivo que siempre da problemas, y nunca sienta cabeza, porque sabe que papá y mamá, lo sacará de problemas, en este caso papá y mamá es el estado, con dinero de todos los contribuyentes, es decir, de todos nosotros.
No tenemos plan de otra cosa que no sea echar mano de ayudas. Revise de forma exhaustiva y verá.
Y este cuento no hace sino empeorar. ¡Cuidado, cuidado! Con esos “héroes salvadores" que con machete en mano cual lanza quijotesca, gritan "las playas son del pueblo”, porque romperán el cántaro de tanto golpearlo, y el turismo, una de las pocas industrias que aún funcionan en la isla y que aportan a nuestra economía, quedará enterrada, como la basura que esos mismos quienes se dan golpes de pecho por figurar, probablemente generan y nunca recogen.
El surgimiento de estos justicieros sociales que quieren poner las cosas en orden según su criterio y los líderes de pacotilla que no hacen sino explotar de formas impropias ese resentimiento y sed de justicia es una herramienta de izquierdas profundamente peligrosa. No me lo contaron, lo viví y vivo en carne propia en mi tierra de nacimiento con el chavismo.
Y sí, hay que decirlo, están sembrando de forma incesante y solapada xenofobia en nuestra gente. Me da pavor de solo escucharlos.
¡Eso no es Puerto Rico!
Si algo tenemos nosotros es que somos conocidos por amables y por extraordinarios anfitriones en nuestros espacios. Nadie que tenga discursos con velo o raíces de resentimiento debe calar entre nosotros. Esa no es nuestra esencia.
Me temo, esto no termina aquí. Si usted ve más allá, como es mi caso, sumará y le darán claras las cuentas. El dinero que usted y yo somos obligados a darle al estado a través de nuestros impuestos, además de financiar tragedias ajenas, bolsillos de políticos, mantener vagos y pocas vergüenzas variopintas, también financia, o al menos bien que hace lobby a todos y cada uno de los objetivos propuestos por la macabra agenda 2030 y que semana a semana tanto Elizabeth Torres, como yo, le hemos ido mostrando de distintas formas como se cumplen a rajatabla en nuestra isla.
Por donde se mire, la manoseada figura del mantengo debe acabar. Tengo la incurable mentalidad de la excelencia; y sabiendo que Puerto Rico puede ganar mil maratones, me rehúso a seguirle brindando muletas para apenas caminar.
Puerto Rico amado, eres mejor a lo que tus políticos te han malacostumbrado a ser.
¡Hasta la próxima!
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