El arte de fotutear
El arte de fotutear por -Jennifer Barreto-Leyva-
Aunque algunos se lo tomen a chiste, y otros entiendan que es un mero calificativo para quienes promuevan el mensaje de un partido o personero político en particular, lo cierto es, que ser llamado fotuto, siempre termina “virándole el moño” a quien recibe tal mote o apodo.
El problema base no es tanto el arte de fotutear, porque vaya que hay que ponerle empeño para defender con pasión y frenesí a un perfecto extraño, al que no le importas, que te usa y al que le pagas el sueldo con tus impuestos y que está en su puesto para trabajar por ti como servidor público.
Eso es arte y lo demás son tonterías.
El problema de fondo, es que nunca nos enseñaron a ser ciudadanos, siempre a ser pueblo. Y eso fue siempre con conciencia de lo que se hacía, cabe destacar.
Nada en política es espontáneo o improvisado.
Jamás nadie se sentó dos minutos a educarnos con pedagogía política, a enseñarnos a discernir, a saber distinguir el bien del mal políticamente hablando, y a cuestionar sana y educadamente todo, como debe ser.
Fíjese tan solo la poderosa diferencia al decir: “el pueblo de Puerto Rico” versus al decir “la ciudadanía puertorriqueña”. Para quien sabe leer entre líneas y quiere entender, sabrá a la perfección digerir, capitalizar y diferenciar entre ambos.
Si algo aprendí del chavismo, porque además se atreven a decirlo públicamente, es que todo político de izquierda te prefiere bruto y sumiso, porque así te manipulan, quiebran y controlan de forma sencilla, o menos complicada.
Sin embargo, al “pueblo de Puerto Rico” nos enseñaron eso sí, a saber por qué partido votar, que partido hacía las mejores fiestas, cual botaba la casa por la ventana en navidad, cual político abrazaba más abuelitos, cual besaba a más niños o cuál era el político más dicharachero y simpático y eso lo estamos pagando con creces en la actualidad.
El surgir de nuevas voces, todas de izquierda por si aún no lo sabe, rostros diferentes, amables, de discurso complaciente en la escena política puertorriqueña no es casualidad.
Es el mismo escenario de Venezuela hace 23 años. Éramos un país hastiado de 40 años de terrible política y actores políticos, corrupción, burlas y un largo etc. hasta que llegó Hugo Chávez prometiendo “el cambio” y se acabó el país, así como se acabó la paz y la libertad en la región.
Búrlese si gusta, súmese a aquello de “No SoMoS BeNeSueLa” -por ahora- tiene la libertad de hacerlo.
Le invito a que repase la historia de los recientes 23 años en Latinoamérica, la historia política de Puerto Rico y haga su propio análisis. De las cosas que no se pueden hacer bajo estos sistemas que se asoman peligrosamente en nuestra hermosa tierra, es pensar y actuar por cuenta propia. Entonces hágalo mientras pueda, antes de que sea demasiado tarde.
¡Hasta la próxima!
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