Contra viento y marea
Cada lucha por los derechos humanos y civiles que encontramos en la historia se han dado bajo escenarios grávidos de intolerancia, resistencia, peligros, riesgos, críticas, valentía, oposición, soledad, burlas, ilegalidades, discrimen, inestabilidad, encarcelamientos y muertes.
No existe un logro social histórico, reconocido mundialmente, que no esté enmarcado en el sacrificio, el esfuerzo y la fatiga humana. Así son todas las luchas de justicia.
A veces perdemos de perspectiva todo lo que han sufrido y luchado generaciones previas y dedicamos toda nuestra energía a quejarnos, a criticar banalmente, a pensar que "antes era mejor" cuando la realidad es que hoy se vive de manera superior a cualquier otro momento histórico en la mayoría de las áreas humanas. Si lo duda, tome como ejemplo los avances científicos, técnicos y tecnológicos de los pasados 100 años.
¿Podemos estar mejor?
Siempre.
En el caso de Puerto Rico, los que creemos en el justo balance de las cosas y en la única igualdad posible-la igualdad ante la ley-sabemos que la lucha por la estadidad es el camino correcto en esa dirección.
La estadidad para mí y muchos como yo, no es un vehículo, es una meta. La estadidad no es un mecanismo para ganar elecciones o alcanzar standing, es una causa, un ideal alcanzable, es un objetivo.
Para lograr ese gran propósito tendremos que identificar debilidades y subsanarlas, estudiar con afán, prepararnos, elaborar planes con estrategias claras, establecer diálogos, anular agendas personales, persuadir, colaborar, unirnos en un solo propósito.
Solo así podremos lograr la igualdad que anhelamos contra todos los vientos y toda la marea de oposición que vendrá.
Que así nos ayude Dios.