Jennifer Barreto-Leyva

Hace algunos años tuve la oportunidad de sentarme a escuchar a una feminista de las más radicales que he conocido. En esta suerte de charla improvisada, soltó las ideas más dementes, absurdas y extremistas que he podido oír, y vaya que he escuchado disparates en mi vida.

A la primera invitación a debatir, se notó la carencia de argumentos. Empezaron los intentos de ofensas, las actitudes y posturas sobradas y en tono amenazante, lo de siempre...

Lo primero que soltó para defenderse fue: “si claro, porque a mí me pagan para derribar el patriarcado. Aquí estoy esperando mi cheque...”

Y tan equivocado no era lo que decía. Se hizo un autogol sin saberlo.

En política, existe lo que denomino como la tercerización, o intervención de terceros, para llevar a cabo gestas que por sí solas probablemente no ocurrirían.

Una figura que no es nueva, sin embargo, su denominación y formas de uso sí. Gracias a la necesaria educación y pedagogía política a la que tanto hago mención y apelo, hoy se conocen los esquemas de los turbios negocios que “empresarios”, “emprendedores” y demás inscritos en el sindicato de lavadores de dinero, ejecutan, en todas sus variadas formas.

Pablo Escobar en los años donde guardaba las formas de cara a los constituyentes, invertía su dinero mal habido, por ejemplo, en reinas de belleza. Les pagaba todo a través de terceros y las llevaba al éxito, para después cobrárselo de las más despiadadas maneras. Nada es gratis, recuérdelo siempre.

De ahí es que usted escuchará de compadrazgos, hermanazgos y demás nexos falsos e hipócritas entre personas que bien ostentan el poder económico o bien sean el brazo ejecutor de los primeros. Caimanes del mismo pozo, como reza la sabiduría popular.

Si usted ha escuchado de Open Society, World Economic Forum, George Soros y Agenda 2030, entonces comprenderá a la perfección de por dónde voy y a donde quiero ir.

Todos, absolutamente todos los eventos, plataformas, iniciativas, etc. relacionados con el feminismo actual, tienen la intervención del que llamo el titiritero del mal (George Soros), puesto que él es quien está financiando y promoviendo todas estos movimientos y actividades con la clara agenda de destruir a la humanidad. Aunque sus flamantes defensoras lo nieguen o ignoren. Da igual.

Pregúntese a cuantos conciertos, eventos e iniciativas no ha ido que tengan por detrás un tercero pagando o indicando que hacer y cómo hacerlo. ¿Cuántos cantantes, influencers y pseudo artistas no están siendo financiados por el mal y usted sin saberlo? ¿Cuántos mensajes de corte socialista, comunista y progresista no le meten a usted en la cabeza a diario y sin darse cuenta bajo el mismo método?

Y respondiendo a la fanfarronería barata de esta feminista de cartón: sí, te pagan y te usan para causas innobles e inútiles como silenciar a mujeres que no piensen como tú, odiar hombres, matar bebes y dañar causas que sí requieren de nuestra atención.

Es momento de dejar atrás la inocencia, los tiempos que vivimos lo exigen. Investigue y se sorprenderá de todo el lodazal en el que nadamos sin saberlo.

¡Hasta la próxima!

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