¿Botaste tu voto?
¿Botaste tu voto? por Jennifer Barreto-Leyva-
Muchos ciudadanos de nuestra amada y golpeada isla, empiezan a ver de poco amables maneras, el resultado de no haber votado con conciencia.
Insisto en que los “te lo dije” poco aportan y en nada ayudan, pero sí es importante el poder capitalizar ese descontento en educación y pedagogía que tan necesarios son, para que los errores no se vuelvan a cometer.
Gracias a esos que fiscalizan -como le corresponde a todo ciudadano- a nuestros legisladores y demás funcionarios públicos, nos hemos ido enterando de forma paulatina, las verdaderas posturas, el verdadero rostro de aquellos que prometieron alguna vez en campaña el cielo y las estrellas, al mejor estilo de un novio enamorado.
Prometieron defender la vida, defender nuestra isla de todo acto de corrupción y un sinfín de cosas que no han cumplido ni por asomo, y aunque nunca es momento para faltar a nuestra palabra, este no es precisamente el mejor para comenzar a hacerlo.
Crea usted en ello o no, tenemos una perversa agenda globalista apoderándose de las cuatro esquinas del mundo. Agenda que tiene entre otros, tres principales objetivos a atacar: la familia, los niños y la mujer.
Para desgracia Puerto Rico es uno de los territorios que más comprometidos está con esta.
A pesar de los esfuerzos siendo un muro de contención, de un mínimo grupo de legisladores/senadores/representantes ante perversas propuestas legales, no es mucho lo que se puede hacer cuando son pocas las manos construyendo y muchas manos destruyendo. Aún en desventaja, los logros han sido importantes y hay que reconocerlos.
Sin embargo, a medida que avanza la agenda, y se siguen haciendo propuestas legislativas, son más lo que muestran sus “true colors” y decepcionan a quienes votaron por los distintos personeros políticos.
El descontento es profundo y evidente. Expresiones como: “Por fulano no vuelvo a votar” se escuchan con más frecuencia. Y esto por suerte, podemos cambiarlo; debemos y tenemos que usar el descontento popular para cambiar las cosas. Como estamos, simplemente no podemos seguir.
Debo confesar que me escandalizó como el pasado diciembre (año 2022) los políticos puertorriqueños, se dieron banquete haciendo piruetas populistas, con tal de capitalizar las fechas, puesto que las emociones están a flor de piel, y manipular resulta más efectivo.
Somos un pueblo profundamente emocional, los políticos locales lo saben, y así es que se han aprovechado de todos, de toda la vida.
Fiestas, parrandas, coquitos a domicilio, lechones y pare usted de contar, fueron hechos y regalados a comunidades y aquellos que tienen afinidad o cercanía con el político del caso, o trabajan por amplificar la voz de equis partido. Un espectáculo lamentable y bochornoso el que se dio. Sucede cada diciembre, pero al acercarse los procesos electorales, se intensifica la experiencia. Todo tan innecesario.
Se puede decir que al menos políticamente hablando Puerto Rico evoluciona y madura. Comienzan procesos ciudadanos que antes simplemente no ocurrían.
Antes, se votaba por mera simpatía, compadrazgo, afinidad y hasta por cariño por determinado político. Hoy por hoy, se dan eventos pedagógicos, hay plataformas educativas y de activismos. Se dan, aunque por ocasiones de forma atropellada, debates ciudadanos. Empieza a surgir una estructura que antes ni remotamente existía.
Está una clara diferencia que se fortalece con el pasar del tiempo entre pueblo y ciudadanía. Esto es importante reconocerlo, celebrarlo y fortalecerlo.
Me han preguntado en distintos tiempos y foros ¿qué se puede hacer para las venideras elecciones? y mi respuesta se mantiene: es imperativo educar y educarnos, repetir las veces que sea necesarias conceptos, diferencias, importancias, y lo que aplique de la dinámica política.
Las cosas no cambian por arte de magia solo con votar. Es necesario activar, fortalecer y mantener en el tiempo, mecanismos de vigilancia y contraloría ciudadana, que se mantenga el diálogo democrático, que se deje de ser pueblo para ejercer dignamente el rol de ciudadanos.
Puerto Rico no merece, ni puede con una batata política, ni un fotuto más.
Es imperativo que, para los venideros procesos electorales, y todos los que tengan a lugar en la isla recordemos que los votos son apuestas de vital confianza que los ciudadanos depositan en servidores públicos. En personas que dan su palabra en cumplir una lista que de forma voluntaria prometen a la ciudadanía.
No es una dádiva, tampoco un regalo que se les hace. No podemos seguir votando desde la compasión, la lástima o el hastío. El haber votado así, nos está pasando factura, y ¡que caro nos está saliendo!
El voto es un compromiso de servicio, un ejercicio ciudadano que los servidores públicos tienen que honrar y no lo hacen. Es deber ciudadano entonces, comenzar a ejercerlo de forma educada, consciente y responsable.
Después de todo, los votos no son cartas de amor. ¡Hasta la próxima!
Jennifer Barreto-Leyva
Es abogada, periodista, escritora, nacida en Venezuela, criada en Puerto Rico. Activista pro-vida. Ex-corresponsal de Fox News. Presidente del Club de los viernes capítulo Venezuela, coordinadora general de Mujeres en libertad, conductora y productora ejecutiva de los programas Política en faldas, Politics in skirts, The Talk y The JBL show. Miembro de la mesa editorial del Republican National Hispanic Assembly. Embajadora de Venezuela en Britts Global Organization ante las Naciones Unidas. Conductora de TV y radio. Analista política en CTV Barranquilla y en y Oasis 1210 AM. Columnista de opinión. Presidente de The Ladies Coalition.
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